CIUDAD JUÁREZ, México. Oct. 12, 2010.- En el recuento de los daños la evaluación es triste: dos lesionados, Andrés Guardado e Iván Estrada; un director de selecciones nacionales, Néstor de la Torre, que renunció; un Tri que no tiene director técnico, y un empate insípido ante un rival de segunda línea para abajo que jugó desde los 25 minutos con 10 hombres.
Un panorama extraño con una crisis en pleno.
Y es que en lo estrictamente deportivo, lo que debe de contar, el Tri no fue superior en nada a lo que se vive fuera del campo. Una crisis de pantalón largo que se hizo extensiva al campo de juego.
Un México desdibujado, sin ritmo, sin visión futbolística, limitado, no pudo contra una bien parada Venezuela al que le supo a mucho la igualada.
Por si fuera poco, los goles del visitante fueron una calca y una muestra de lo jugado por el Tri. Ochoa se los comió en un par de distracciones y exceso de confianza.
Ambos los marcó Juan Arango en sendos tiros de castigo. Ochoa midió mal la distancia del balón y se lanzó tarde. El primero fue a los seis minutos y el segundo a los 40'. Los tantos del Tri fueron obra de Javier "Chicharito" Hernández a los 34' y de Giovani dos Santos a los 61'.
Lo que parecía un juego puesto a modo para lucirse y cerrar el año futbolístico de buena manera, se convirtió en una pesadilla para la Selección Mexicana, que no consiguió tomar el balón y hacer su futbol ante un conjunto sudamericano que se tomó la cita muy en serio.
Los hombres que mueven los hilos de la "vinotinto" son César González y Juan Arango, y consiguieron desarmar en la posesión del balón a los verdes en la primera mitad. Lo demás fueron faltas del Tri al borde de su área, mesa puesta para los tiros de castigo de Arango.
México no tuvo, en ese lapso, un elemento que tomara la responsabilidad del balón. Todos estuvieron a destiempo y provocaron un encuentro torpe y desfigurado como el de un gato al que le hubiesen cortado los bigotes, dando tumbos de un lado al otro.
Como si la vergüenza de este equipo no fuera mucha ya a estas alturas, jugaron ante 10 rivales desde los 25' tras la expulsión de Cichero por una falta sobre Iván Estrada, que salió lesionado en la jugada.
Algo ganó México con la entrada de Elías Hernández en profundidad y determinación.
Para la segunda mitad, tras una serie de cambios, por fin el Tri consiguió hacerse del balón y una combinación entre Barrera, y Giovani éste marcó, en un estupendo gol, el empate.
Lo que vino después fue una muestra de impotencia, muchas llegadas, nada de goles. Desfilaron ante el arco Esqueda, Giovani, Barrera, "Chicharito", pero todos estuvieron al nivel del juego, con malas definiciones y decisiones.
Para cerrar el numerito, una serie de aficionados se metieron al campo a manera de fiesta. Debieron pensar, si jugadores y directivos son un desorden, ¿por qué no habríamos de serlo también nosotros?
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